Había dejado de estar lamentándome. Pero al mismo tiempo transcurrían por mi mente pequeños trazos de remordimientos y masoquismo, típicos de aquellos que hemos caído en desuso. Y como un pequeño regalo, de esos que los dioses suelen dar, en mi mente comenzaron a dibujarse unos versos. Bueno, eso parecían.
Yo soy aquel que te escucha cuando tienes algo que decir
pero también soy aquel que nadie quiere escuchar.
Yo soy aquel que no duda en apoyar cuando hay algún problema
pero también soy aquel del que nadie apoya.
Yo soy aquel que mira fijamente a los ojos encontrando
pero también soy aquel al que nadie mira ni encuentra.
Yo soy aquel que quiere sin dudarlo
pero también soy aquel al que dudan en querer.
Yo soy aquel que sueña con verte feliz
pero también soy aquel al que nadie sueña ni contento desea.
Yo soy aquel que divaga plenamente con castillos al aire, que vislumbra un futuro contigo, que añora y desea
pero que despierta y simplemente no encuentra.
Vaya que porquería es ser simplemente aquel. Si, había dejado de ser "Aquel" para convertirme en una etiqueta con el nombre "Disponible". Es tiempo de volver a trabajar. Después de todo, ya estaba en otro camino.
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