miércoles, abril 18, 2007

Fue solo un rato... ¡auch!

No siempre se obtiene lo que uno quiere, cantan los Rolling Stones. Y si que tenían razón. Dentro de las ilusiones que uno tiene cuando encuentra empleo o una oportunidad parecida es la de encontrarse con condiciones buenas de trabajo (lease salario, ambiente de trabajo, condiciones laborales, etc.). Y que decepción se lleva uno cuando no es así. Precisamente eso fue lo que me paso.

Después de estar durante varios meses tratando de encontrar empleo, finalmente lo logre aunque no precisamente aquí en Tlaxcala, sino que en la ciudad más grande del mundo: El D.F.
Dos semanas después y una vista a mi boleta de pago hicieron que me desanimará más de lo que ya estaba. No había dormido bien (no me explico aún, aunque podría haber sido el estrés acumulado) durante varios días y andaba intranquilo. El trabajo no tenia complejidad alguna ya que las labores que hacia eran meramente administrativas, pero la mayor parte del día la pasaba sentado y aburrido. A aguantarse -me dijo mi jefe, que eso si ganaba un chingo y ya tenia varios años en esa empresa- pero siendo concretos, el pagar renta, comidas y uno que otro gasto no alcanzaban a ser cubiertos por mi maravilloso sueldo por lo que decidí dar las gracias y presentar mi dimisión. Después de todo los negocios se hicieron para ganar y no para perder. No había dinero para pagar las cuentas. ¿Que más podría hacer?Es difícil cuando a uno le ven la cara, ya que uno se deprime, pero en este caso lo único que ha hecho en mi es buscar con más insistencia una oportunidad mejor. Ya si me voy a chingar, que sea por lo menos aquí en Tlaxcala o cerca (Puebla).

Resumo algunos puntos importantes para quien lea esto y quiera irse a trabajar al D.F. sin experiencia previa, lo que significa el irse a ese megamon
struo de ciudad:
  • No hay amigos. De eso ten por seguro que no los vas a encontrar a menos que seas suertudo.
  • Las 8 de la noche es buena hora para irse a meter a la madrigue... perdón, casa.
  • Si vas a salir a algún lado, házlo un día antes por eso de no perder tiempo en esto y lo otro (trafico).
  • No esperes a que te den la mano. Cada quien busca sobrevivir a su manera y eso implica que no le importas a los demás (a veces hay algún alma que se preocupa por ti).
  • El transporte es barato, pero eso de parar a cada rato (mmhhh... cada 40 metros) no vale la pena.
  • No esperes encontrar un lugar donde comprar tu kilo de verduras o algo que sueles comprar aquí a la vuelta de la esquina. Tuve que buscar y buscar para encontrar conde comprar un maldito kilo de tortillas y de jitomate.
  • La maldita nata de smog. ¿Te atreves a acostumbrarte? Yo no.
  • ¿Mencione lo de que no hay amigos? Añadir de que hay que vigilarse las espaldas, por eso de que es algo insegura la ciudad.
  • Problemas a futuro: La guerra por el agua, un lindo volcán activo que se despierta cada vez que quiere y... un suelo inestable.
Precisamente mi ultimo día estuvo plagado por cosas que para algunos parecerían de "mala suerte": Me fui a dormir el día 13 (viernes) a eso de las 00:10 hrs., durmiendo ahora si un poco mejor que días anteriores. Cuando desperte y prendi las noticias, me sorprendí al ver que anunciaban que hubo un sismo de 6.5 grados Richter. Yo no sentí nada, y eso que hubo 2 replicas más entre las 3 y 5 de las mañana. Salí de la casa donde me quedaba y me dirigí al trabajo (via metro y después en pecera). Ya en el trabajo y comenzando a hacer mis tareas diarias, puse mi W300 en modo de radio y escuche el noticiario de Pedro Ferriz de Con. Me sorprendí más cuando dijeron que hubo un temblor más a eso de las 9 y media, pero que nadie en la empresa sintió. Es difícil vivir en esas condiciones. Espero vehemente regresar algún día ahora si a trabajar con más experiencia y dinero en mis bolsillos por una oportunidad que si valga más la pena.
Bah... que lo tengo por baboso.