viernes, julio 10, 2009

De cuando lo odie, luego se fue y después le extrañe

Siempre he odiado a los perros. No se, tal vez es por la cantidad de pelo que sueltan, el ver esa maldita lengua sudorosa (bueno, esa es su función), la cantidad de suciedad que desechan en cualquier parte, la maldita costumbre de marcar cualquier lugar de la casa. En fin, que podría enumerar más cosas, pero no es fin de este post enmarcar el porque un perro no es una buena mascota. Eso lo podría discutir después.

Pero de entre tanta incomodidad que tengo con los perros, el tener una mascota en casa y en especial un perro llego a ser tan cotidiano que se volvió algo común. Y si que se volvió algo esencial.

Días pasados llegue a casa después del trabajo. Y Tommy simplemente se fue. No se como, y mis hermanos tampoco lo saben. Simplemente se fue y no ha regresado. Los días han pasado y no hay noticia alguna de él.

Sabes, en toda su maldita perra vida, nunca le dio curiosidad salir a no ser que alguno de nosotros le llevásemos a dar un paseo. Y si lograba salir de casa y se quedaba afuera, era tan paciente que esperaba a que le abriésemos. Cuantas peleas tuve con el porque se orinaba en el recien limpiado pasillo frente a mi recamara. Y se que lo hacia con toda la intención de joderme. Y yo me desquitaba regañándolo o dándole algunos puntapiés. Si, estaba mal, pero al momento me cegaba la ira. Sabes, me arrepiento de ello.

Ahora no tengo quien me mueva la cola cuando llego del trabajo. Ahora no tengo quien me ladre cuando no le hago caso. Ahora simplemente no tengo perro que me ladre.

Ahora Tommy simplemente se fue y le debo reconocer algo: logro moverme tantito el maldito corazón frío que tengo. Bye, Tommy.



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Listening to: Eric Clapton - Circus
via FoxyTunes

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