lunes, diciembre 27, 2010

Casual

Definitivamente Pepe era el hombre más común sobre la faz de la tierra. Era lo que casi siempre había escuchado. Y parecía no importarle pues usualmente cambiaba de compañía como suele cambiarse uno de posición cuando uno esta cansado. Es decir, a cada instante. Uno podría pensar que eso no tendría nada de mal, pero ocurre que Pepe llevaba 3 años haciendo exactamente las mismas cosas, todos los días. La misma rutina diaria. Levantarse, bañarse, desayunar, tomar el transporte y llegar a la escuela, donde había tomado un año mas de perpetuidad, porque no le satisfacía ser todavía "un héroe de la clase trabajadora". Digamos, que era un pinche huevon en potencia.

Abigail era una chica que hasta ese momento, tenia todo lo que una chica de su edad podría desear: bonita, inteligente, carismática, y por si fuera poco, su familia tenia posibilidad económica. Estable en otras palabras. Y por supuesto la chica que todo hombre volteaba a ver, arrancando mas de una palabra soez al instante "dedicada" a esa belleza por parte de la competencia femenina.

Como la vida es una serie de eventos aleatorios, Pepe y Abigail resultan ser novios. Bueno, pareja. La etiqueta no ha sido puesta de manera permanente. Se sienten bien y creen que las etiquetas no hacen mas que echar a perder las cosas. ¿Novios? Es poco para lo que ellos demuestran. Amor... eso es lo que han buscado desde hace dos meses.

Su encuentro fue fortuito. La universidad, un día normal, un chico corriendo por llegar a tiempo, una chica caminando tranquila. Se cruzaron y (todavía no me lo explico) se flecharon. Carajo, si así fueran las cosas a menudo.

Dos días después de su ultimo encuentro, Pepe se dio cuenta de que habían más posibilidades. A pesar de no tener un vinculo, y de que las etiquetas no existían, sentía la necesidad de salir. No solo salir con otras chicas, sino salir del genial momento en que se encontraba. No hay explicación para este tipo de comportamiento, pero el hombre es un animal que le gusta explorar. Y Pepe decidió hacerlo, dejando a Abigail a merced de la soledad.

¿Soledad?, bueno, eso también duro dos días.

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