Relacionamos por lo general el paso de las estaciones con el curso de la vida conforme esta pasa frente a los ojos. Y así también las cosas que ocurren a diario.
Épocas de cambio.
Momento de tomar nuevos rumbos.
No me refiero a decisiones drásticas, sino a examinar aquellas situaciones que nos acongojan y que nos dificultan el accionar. Dirigir la orquesta con exactitud. Llega la época de primavera que se esfuma para dar paso al verano, con el insufrible "calor" que nos atormenta y que finalmente se ve amenazada frente a una época de Otoño.
La época en que los arboles comienzan a deshojarse.
Donde el viento toca la cara con aquel filo cortante.
Donde tomar la chamarra es lo más importante del día.
Y sucede que de momento, uno encuentra que los cambios si bien no estamos acostumbrados a ellos que vengan de repente, son buenos. Son necesarios. Son vitales.
Me gusto mucho una nota acerca de la Transitoriedad (Shogyoumujou), que Kirai escribió en su blog. Y es que, como lo comenta, el cambio cuesta mucho, sobretodo a la gente que vivimos en occidente, porque no estamos acostumbrados a vivir acorde al día. A guardar y mantener las cosas "por si acaso". A mantener por lo general el pasado presente. Y eso, si lo vemos bien, no es bueno, pues el pasado presente llega a ser demasiado pesado. ¿Vas a acarrear ese peso?
"Por lo general nos gusta más intentar parar el tiempo, intentar parar el cambio (que es inevitable) en vez de aceptarlo", es una frase que no deja de ser cierta. Muy cierta.
Como profesionista, mi carrera va de la mano con la filosofía japonesa, Kaizen. Encontrar el cambio, eliminando aquello que no necesitamos, aquello que nos estorba es algo de lo cuál no aprendí anteriormente, pero que en mis periodos de reflexión (Lost Weekends) he vuelto a analizar.
¿Que quiero?¿Que busco?¿Que necesito?¿Como puedo conseguirlo?
Todo se resume a una palabra: Felicidad.
La búsqueda permanente de la felicidad. No vararse en aquello que tal vez nos haga felices por un momento. De eso estoy hasta la madre. Por eso, encuentro el buscar aquella felicidad permanente. Aquella que de verdad vale la pena.
Mi momento de transitoriedad comenzó hace dos meses, aunque no lo había notado. Aunque Blind Faith decia "No puedo encontrar mi camino" es momento de decir que estoy buscando el mio. ¿Que si cuesta? ¡Y de que manera!
Los tiempos cambian. Y este, no es la excepción.
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