miércoles, noviembre 24, 2010

El día que baile con la luna

Había batallado para encontrarla. Di de vueltas a la manzana con la esperanza de que allí estuviera. Y ya se había tardado.

Varios días pasaron desde que la deje de ver. Se escondió dando paso a buscarla por todos lados, pero durante el día la búsqueda había sido en vano. Inútil. Le pregunte a un transeúnte si la había visto. Le mencione sus características. Y me respondió que la vio pasar caminando, pero eso fue en la noche. "Seguramente le encontraras por las noches".

Fui por un café en vaso de 12 oz. El tamaño me convenció y mas porque estaba de oferta. Tenia una necesidad tremenda de encontrarla, pues me sentía como perdido. Sentía como si algo no encontrara. Y es así que fui caminando de nuevo, ya con la resignación en el pecho que de pronto comencé a divisarla. Tenia una luz irradiante. Una sonrisa comenzó a dibujarse en mi boca. Y asentí con la cabeza. Tenia razón. Se veía tan bella y la espera que tanto había tenido los días anteriores valió la pena.

Y la inspiración comenzó a llegar. Y comencé a bailar. Acompañado de ella, con sus trazos de luz, con su movimiento silencioso. Cadencia total. Noche sin igual, la luna ha salido para que baile conmigo una pieza. Música de fondo, ruido sin tocar. Guarda el ultimo baile para mi.

Termine y me fui casa. Las estrellas estaban por caer.

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